27 de enero de 2013

          Deseando extrañar lo que verdaderamente apaña la felicidad, los gemidos del ruido cuando se marchan, los guantes de la hipotética realidad escondida tras un fondo invisible con forma de mundo, los sueños que inhalan la intensa respiración provocada por múltiples pulsiones ficticias, o quizás reales... quien sabe.

          La caótica imagen de un mundo colgado de un hilo infinito horroriza a la quietud, sobresalta el deseo, aunque promueve el vicio.

          La fachada de una mentira vestida de media verdad conocida por pocos por el momento, mentira atropellada por un instante de consumo excesivo de soledad guiada por el negro camino de la condescendencia.

          Bendita cadena de causas y caprichosas consecuencias que en ocasiones no vienen a cuento, una cadena de manías excéntricas que asaltan con temibles alucinaciones, y es que tanto deseo no es bueno.

23 de enero de 2013

          Como si de una huida se tratase, como coger las alas y largarse. Sentir huellas recorriendo el pecho, agonía e impotencia, subsuelos de inquietud.

          Ser el dueño temporal o rey de tu pequeño mundo pactado. Morir de sed por el ansia de comer carriles, y avanzar a velocidades clandestinas.

          Creerse importante, aunque la soledad es la mejor acompañante para cuan impactante aventura. Tomar las riendas, y explota el corazón pero regenera inmediatamente.

          Aumentan las palpitaciones, cada vez mas, esperemos llegar a nuestro destino, pero lo que verdaderamente importa no es el final sino el camino.

14 de enero de 2013


          Libertad, en el instante en que se acerca a la pluma, aquella que permite que broten historias a partir de pequeñas semillas moldeándose en forma de ideas, de palabras, palabras que avivan el silencio, abrazan la costumbre y saludan a la complacencia.          
          Deleite, cuando la pluma toma vida, se personifica en base al pensamiento mas vacío que exista, pero con tanto significado.          
          Placer cuando las palabras se unen por sentirse correspondidas, se reproducen creando nuevas y exquisitas ideas y se mantienen en cada una un valor incalculable de regocijo y por supuesto de magia.         
           La pluma de la vida, que transforma pensamientos en historias, que saca partes misteriosas, desconocidas, que por unos instantes toma forma de mano, pero pronto vuelve a su forma inicial, a la de una pluma de escribir. 

8 de enero de 2013

          Aquellas caricias que se inmiscuyen en tu camino, esas que provocan sacudidas, escalofríos, temblores... te hacen odiar del placer, despistan la mente desbaratando los recuerdos, te hacen sentir perdido, no hay huellas, solo existen pisadas.
          Son imbatibles, infinitas, jamás desaparecen ni se rinden. Recorren cada esquina del cuerpo, advirtiendo de su forma de ser, avisan, desean no llamar la atención porque en realidad son tímidas, y se esconden en nosotros.

          Pueden cobrar cualquier forma, incluso formas invisibles, casi siempre son invisibles, no quieren ser vistas, ciertamente viven y se muestras desapercibidas por casi todos.

          Un segundo es lo que son capaces de permanecer fuera de si mismas, el resto del tiempo las guardamos nosotros, y con mucha fuerza apretamos las manos para no soltarlas jamás.
          Aquellas estancadas en la azotea, que dan por sentado todo cuanto ven, no se preguntan el por que de absolutamente nada.
          Responden como bombas ante los demás disfrazándose de partículas en el aire girando tuercas en cada calle que visitan y en cada persona que conocen. Suceden de forma concisa, de forma pura como ellas mismas nubladas por una ceguera casi permanente.
          Aquellas que reparan las fisuras del después de una noche encendida.

          Aquellas caricias que odian dormir.

1 de enero de 2013

          Descubriendo la cobardía, el arte de no actuar, del flujo mentiroso es cuando sientes la esperanza de olvidar, de permanecer.

          Se perciben las últimas gotas cayendo por esa copa, gotas del último whisky, para variar. Se entrenan los párpados para el aguante del grueso camino, y se presta ayuda a la inocencia como si de ella misma se tratase.

          Se entienden las persianas, cuando bajan, y todo se vuelve de color negro, un negro que esconde mil historias precipitadas e ilusorias.

          Se acarician las noches como si quedaran pocas por vivir, como si el ultimo aliento se escuchase. Se asesinan las miradas que buscan una maraña de osadía e incredulidad para enfrentarse al famoso olvido. Se advierten las sonrisas, puesto que escasas son las verdaderas, aquellas que vienen cargadas de modestia.

          A menudo se sienten los "ses", otras veces los vivimos de acuerdo al intrínseco inconsciente que perpetua en nuestro ser.

Y hacía mucho tiempo que, pero vuelvo a estar, y he aprendido una nueva forma de mirar el mundo en todo este tiempo que a pesar de todas las...